Las caídas de servidores en algunas de las grandes plataformas han alimentado uno de los miedos de los jugadores.
FUENTE: 3D Juegos.
Hace
apenas un par de semana vivimos unos problemas en Xbox que impidieron a muchos
jugadores reproducir sus juegos. Sin posibilidad de acceso a los servidores,
vimos como perdíamos acceso a algunos juegos que podríamos haber disfrutado
perfectamente offline y que, sin embargo, quedaban restringidos por cuestiones
de autentificación.
Mi
compañero Alejandro Pascual nos contaba algunos de los problemas provocados por
la obsesión por hacernos jugar siempre conectados a Internet, abriendo también
el interesante debate de qué pasará con nuestros juegos si los servidores se
apagan o una tienda desaparece. Aunque no parecen existir motivos reales para
preocuparnos por las grandes plataformas como Steam, PlayStation, Xbox o
Nintendo, ser conscientes de cómo está planteada la propiedad en estos
productos y cómo nos afectaría el futuro de sus distribuidores es un ejercicio
que han realizado nuestros colegas de Jeuxvideo.
“La
retirada de un juego, salvo en el caso de una licencia de duración determinada
prevista en el contrato, podría constituir una falta por parte del vendedor, ya
que impediría al comprador utilizar el bien intangible que ha adquirido”,
explicaba Nicolás Bressand, abogado del Colegio de Abogados de Lyon y experto
en propiedad intelectual. “Por lo tanto, el comprador podría, en principio,
reclamar la responsabilidad del vendedor y obtener el reembolso total o parcial
de la cantidad pagada a cambio del juego. Pero todo esto sigue siendo teórico,
las interpretaciones hechas por los tribunales de la ley aplicable y las
condiciones contractuales de las plataformas siguen siendo inciertas”,
señalaba.
En caso de cierre, los jugadores dependerían de la buena voluntad del
operador:
Afortunadamente,
las grandes compañías de videojuegos han estado esforzándose por transmitir una
imagen de seguridad y respeto por el usuario que, cada vez está apostando más
por el formato digital y podría desconfiar de sus compras digitales si empezase
a ver un futuro incierto para su biblioteca de juegos. Es por esto que, aunque
tiendas como la de Wii o PSP han visto como Nintendo y Sony bajaban sus
persianas virtuales, seguirán permitiendo a los usuarios poder descargar sus
videojuegos adquiridos en el futuro. Este se ha convertido en un escenario
habitual que, en muchas ocasiones, desemboca en una cuenta atrás para comprar
esos títulos que teníamos en la lista de pendientes antes de que la tienda
cierre definitivamente y perdamos la oportunidad de hacernos con ellos.
Las plataformas no reconocen la propiedad del jugador sobre el juego
descargado:
Recientemente,
Windows Central abordó el controvertido tema del DRM, uno de los elementos que
ha provocado en multitud de ocasiones que los juegos dejen de funcionar cuando
los servidores se caen y en el caso de las licencias de activación que permiten
el acceso a los juegos, Microsoft ha asegurado que una vez se activa, es
"para siempre", permitiéndonos jugar sin conexión sin que sus
licencias caduquen, con la excepción de que cambiemos de consola. "En caso
de cierre de los servicios, hay muchas razones para pensar que los jugadores
dependerían de la buena voluntad del operador que podría, en el mejor de los
casos, dar a los usuarios la posibilidad de seguir jugando con una copia
local", aseguraba Nicolas Bressand.
Si
revisamos los diferentes contratos de licencia de software de las principales
compañías, tanto Valve, como Xbox, PlayStation y Nintendo ofrecen los mismos
términos de servicio para la descarga de juegos: "Todos los activos
digitales tienen licencia, no se venden", podemos leer en el acuerdo,
"puede perder el acceso a los activos digitales o modificar la naturaleza
de su acceso".
El
aspecto importante, tal y como señala Bressand, radica en que, en la mayoría de
los casos, las condiciones de uso de las plataformas no reconocen la propiedad
del jugador sobre el juego descargado: "Por lo general, el cliente solo
tiene derecho a utilizar el juego del que tiene licencia, sin posibilidad, por
ejemplo, de transferir esta licencia a un tercero. Así, por ejemplo, el cliente
de Steam acepta al usar estos servicios que los juegos son 'licenciados, no
vendidos', lo que, por lo tanto, no le confiere ningún derecho o título sobre
los mismos".
Nada obliga a estas compañías a garantizar el acceso al contenido
comprado:
Los
juegos digitales comprados en una plataforma como Steam no han sido diseñados
para usos externos, en consecuencia, existen limitaciones técnicas a la
explotación de estos juegos que "impiden su reventa o uso fuera de la
plataforma". Así que, si estás preocupado, aunque sea remotamente, por la
posibilidad de perder tus juegos en un hipotético futuro donde las grandes
compañías de videojuegos hayan desaparecido, en realidad, sí tienes razones
para estarlo, porque en la actualidad, nada obliga a estas compañías a
garantizar el acceso al contenido comprado en caso de cierre definitivo, aunque
por supuesto, este es un escenario del todo improbable. La alternativa para los
coleccionistas de videojuegos clásicos parece sencilla: seguir comprando en
formato físico, aunque esta podría no ser siempre una solución tan fácil en un
mercado en el que tan sólo una décima parte de los nuevos títulos pueden
adquirirse en formato físico.
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